sábado, 14 de marzo de 2015

Transvulcania 2014 ... aquél ultra !!!

Hace ya mucho desde aquella carrera, aunque no más de un año, pero a mi me parece una eternidad.

Formó parte de un maravilloso viaje en el que nos embarcamos y en el que todo nos salió estupendamente, hasta culminar con la Transvulcania. Y siendo finishers!! Recuerdo que no nos quitamos la camiseta en varios días, hasta que ya parecíamos unos marranos!

A nivel personal, venía de una lesión derivada de un traspiés tras una de las mejores épocas a nivel competitivo que he tenido. Me demostró y aprendí (a la fuerza) cómo estás ahí y luego desapareces. Pero sobretodo aprendí que lo importante no es estar ahí, entre la gente; sino aquí, conmigo y con los míos.

Francesc aún dormía...
Intentando acumular todas las posibles horas de entrenamientos con sus respectivas cargas, aparecimos en el Faro de Fuencaliente a las 4:00 de la mañana cuando la carrera empezaba a las 6:00. Allí, refugiados bajo una manta de unos compis que amablemente nos cedieron una punta, esperamos hasta la hora de la salida. Fallo garrafal de la organización no disponer de una carpa o lugar resguardado mínimamente para refugiarse.

Allí, medio entumecidos, esperamos la salida.

El ambientazo espectacular, indescriptible. El Kilian, Hernando, Fosberg, Frost, Boix y Tortosa esperando en línea de salida!!

Dan el pistoletazo y aquello era una escampà, tipo los ñus cruzando el fangoso río, maricón el último y apáñese quien pueda. Una locura. Eso sí, precioso ver tanta lucecita, en zigzag, dejándose las pezuñas en la tierra volcánica.

Yo, como iba corta de entrenes, la lengua la llevaba fuera y Francesc no hacía más que tirar y tirar. Hubo un momento que pensé en dejarle ir y que cada uno hiciera su carrera, pero me pareció mejor intentar aguantarle el ritmo y ver hasta dónde podíamos ir juntos. Nuestra idea (al menos la mía, era llegar juntos hasta el Km 50, el Roque de Los Muchachos donde se esperaba lo más duro en cuanto a calor y condiciones). Así que apreté los dientes y con muy mala leche, lo seguí.
Con toda la ropa que llevábamos encima...

Aquello era un resbalarse contínuo, un empujarnos entre todos y un querer y no poder. Cosa más pesada y enfarragosa no he visto, qué martirio!!! Arena, viento, los ojos y la boca resecos, venga a sudar con la humedad que hacía, das un paso y retrocedes medio. Vamos, un primor. Y así son los primeros 6 km hasta llegar a Los Canarios, donde se hizo de día. Allí reviscolas pues el ambiente es tremendo. Muchísima gente animando. Primer avituallamiento.

Salimos del pueblo y seguimos subiendo, cómo no. Ahora el paisaje cambia completamente, entramos en zona de pinar entre arenas, poco denso, pies con portes muy aparasolados y ocupando todo el espacio posible. El rojizo del sol marca unas sombras bien bonitas mientras no dejamos de sudar. Aquí Francesc sigue tirando, pero yo voy algo más cómoda. Iremos por el km 12 y nos encontramos otro avituallamiento. Bebo y como, que falta me va a hacer.

Ahora bajamos un poco para tocar una de las zonas que recuerdo más bonitas, aquí disfruto un poco y así así llegamos al km 24, El Pilar. Llevamos unas 4 horas de carrera.
Ufffff, que subidón. Hay miles de personas y aquí comienza la maratón, que nos acompañará hasta Tazacorte, nuestro km 68. El avituallamiento está repleto de cosas, así que echamos mano de todo.

Cuando comenzamos a juntarnos con la gente del maratón viene un tramo bastante asquerosillo dado que es por pista, pero animándonos unos a otros conseguimos llevarlo medianamente bien. Aquí corremos bastante y ahora voy sueltecilla. Pero empieza a apretar el calor. Después de otro avituallamiento líquido ya viene la senda. Senda espectacular en la que comenzamos a rodear la Caldera de Taburiente por toda su cresta. Desde aquí hasta el km 50 es un contínuo sube-baja cresteando por sendas, entre pinares y bajo la inquisidora mirada de Lorenzo que luego nos pasará la factura ... y bien pasada.

Esta zona se hace amena aunque no corta ni fácil, pero es entretenida. Vamos juntos, un ratito tira uno y otro ratito tira la otra y haciendo caminito. Allí, en un recoveco, han "aparcado" el helicóptero los compis de la Guardia Civil, menuda pericia tienen los tipos. Allí comienzo a encontrarme algo mal, como con vomiteras y malestar. Así que voy tirando todo el rato de barritas de esas de proteínas asquerosas, pero creo que es lo que me salva la carrera.

Y así llegamos a "nosequé" km donde se termina la poca sombra que nos daban los pinos. Allí hay un avituallamiento donde, literalmente, nos duchan para poder seguir. Hace un calor insoportable y junto con la humedad, te hace ir muerto. No se puede ni correr en algunos tramos, con poder andar ya damos las gracias. Pasito a pasito vamos acercándonos al Roque. Pero nunca llega. Se hace pesado y, sobretodo, por mucho que bebas nunca tienes suficiente y si te pasas, vas encharcado como una rana.

Antes del Roque, al que aún nos queda subir, hay otro avituallamiento donde me como un bocata porque ya no puedo más. Los km se hacen eteeeeernos, no cunden. En la última subida hasta coronar hay un zigzag, allí voy abriendo un grupito en el que vamos todos juntos y a la marcheta. Parece una procesión: doy cinco pasos y me paro a respirar, pero nadie me adelanta, se paran todos, jajaja. Aquí a más de uno le entra un jamacuco y viene los de asistencia sanitaria cagando leches. Las pulsaciones van locas, a toda pastilla. Menudo golpetazo de calor nos está pegando.

Cinco pasos más y otra paradita. Si hace falta me siento o me apoyo en alguna piedra, pero éstas arden! Así llegamos al avituallamiento que es una carpa con bancos, mesas y sillas. A la sombra!!!!! Allí también hay ducha. BIEN!!!!

Hemos llegado hasta aquí. Llevamos unas 9 horas. Ahora sea como sea hay que terminar. Nos quedan 18 km de bajada contínua, desde los 2400 hasta los 0 m y otros 6 km de subida hasta los Llanos de Aridane.

Comemos algo y bebemos. Hay corredores que se están echando la siesta como unos señores. Toma ya! Si me acuesto no me levanto. Hemos llegado juntos hasta aquí que era el objetivo y yo en la bajada voy a ir con mucho tiento pues el esguince aún no lo tengo curado del todo. Así que un "hasta luego" y Francesc se va delante corriendo. Yo, con andar a buen ritmo me conformo. Y eso hago, me refrigero, me cambio los calcetines y ale, andandito. Replego, como no, a un pobre que me da conversación hasta que se cansa como no es de extrañar. Así que voy replegando gente, pero yo a mi marcha. Me adelantan infinidad de corredores pues andando se hace largo. Y más 18 km. Me va a costar casi tres horas llegar hasta Tazacorte.

La bajada es muy muy bonita. Primero dejas atrás una zona de arena, aún por la cresta de la Caldera. Poco a poco comienzan los árboles entre los que se va sucediendo la senda, sin perder la cresta de bajada al mar. Vamos pasando por diferentes estratos de vegetación y llegamos a La Torre del Time, último avituallamiento antes del Puerto de Tazacorte. Allí me vuelvo a duchar, es de las cosas que más agradezco hoy. Me hincho a sandía y melón, cargo bien la mochila con agua y sigo. Al poco entablo conversación con Carlos, un palmero que me dice que poco a poco llegaremos, que vaya con él (no sabe lo que hace) que las ha hecho todas. Mamma mia!!!
Las caras de calavera son geniales...

Así pues, en buena compañía y poc a poc, cruzamos carretera, invernaderos de plataneras y llegamos hasta la empedrada e impresionante bajada hasta el puerto. Es uno de los momento más emocionantes de la carrera, allí hay muchísima gente y la bajada es vertiginosa. Los pies ya no me responden y menos mal que llevo los bastones.

Llegamos juntos al Puerto, de Francesc no hay ni rastro. Como algo, pero no mucho. Lo único que tengo es sed.

Seguimos. La salida para continuar da unas fuerzas tremendas, pues solo queda una subida de unos 400m y 6 km que la pillo con unas ganas tremendas. Mucha gente, aunque parezca imposible, se retira en Tazacorte dado que han hecho una bajada tan fuerte y continuada que no pueden andar ni moverse, se les acalambran las piernas y fastidian toda la carrera. Por lo visto se producen muchos abandonos aquí. Mi caso no es, porque la bajada me ha servido para recuperar las piernas y el estado en general ya que ha sido andando.
Con Carlos, finisher de todas las ediciones ... un abrazo!!

A Carlos vienen a a compañarlo unos amigos, así que cruzamos juntos el lecho del río y empieza la subida. Qué fea!
Yo voy como una moto, jeje. Me encuentro fresca fresca, así que con garbo y alegría tiro palante. Le digo a Carlos que nos veremos en meta. Llego arriba, corono, solo quedan un par de km por el pueblo, callejeando, sin saber en qué vuelta de la esquina me voy a encontrar el arco de meta.

La sensación de ver que llego, que he terminado algo que creía imposible tanto por la lesión como por las características de la prueba ... me dan ganas de correr, de correr como si no hubiera un mañana. Así que paso trotando por las calles, la gente animando, el ambiente es de los más acogedores que he visto nunca.

En honor al Pastor, com no!
En uno de esos giros de esquina oigo la voz de speaker, la música, veo el arco de meta y me dejo llevar. Alfombra roja para cruzarlo, no es para menos. Y allí llego yo, una hormiguita entre tantos, pero para mi es el momento en que más grande me siento. Me pongo a llorar aunque allí no haya nadie a quién conozca, pero eso no importa. Me cuelgan la medalla de finisher del cuello. Y lo disfruto. Me giro a esperar a los compañeros, a aquellos con los que he compartido, al menos, un rato de carrera, de miradas, de sufrimiento. Ves en sus caras lo mismo que transmite la mía: alegría, fuerza, orgullo, serenidad y sobretodo, el haber conseguido algo por lo que has luchado mucho tiempo y en lo que has invertido esfuerzo, ilusiones y sueños.

Busco a Francesc porque ese es otro de los mejores momentos, contarnos, abrazarnos y ser capaces de transmitir lo mismo. Al final, a través del teléfono, porque aquello es una locura de corredores, nos encontramos. Jajajaja, nos miramos, damos lástima, parecemos dos calaveras andantes.

Buscamos las bolsas, comemos una paella horrorosa que nos sabe a gloria y nos largamos a casa a ducharnos y a descansar, que nos lo hemos ganado.

Mis segundos de gloria, minuto 24:00:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/atletismo/carreras-ultrafondo-transvulcania-2014/2576394/

Y así, sin más, al día siguiente volvimos a Tazacorte a pegarnos un homenaje de pescaito frito!!!
Las paticas marranicas!!
















1 comentario:

SUI IURIS dijo...

Espectacular crónica y gran experiencia. Enhorabuena a los dos.