Penyagolosa, 21-22 noviembre 2009

Uys, qué maravilla de fin de semana y qué frío!

Hacía tiempo que quería ir por la zona de Penyagolosaya que no pisaba bien pisada desde el año 2005 más o menos, la última vez estuve de acampada también.

Así pues, con todo el fin de semana por delante, decidimos irnos para allá. Como el viernes tenía curso hasta las 7 de la tarde, pues preparamos la maleta y en cuanto se terminaron las obligaciones nos subimos hacia ... ¿dónde? Tuve que consultar la Santi-guía para llegar correctamente, qué cabeza la mía.

Hacia las 23 llegábamos, montamos la tienda donde nos parece, pues allí a esas horas no hay ni dios que nos diga que en tal o cual sitio no se puede. Cenamos y a momir, que mañana queremos salir a correr un ratito. No llevamos rutas ni nada definido, sobre la marcha. Sólo el FR, de sobra.

Hace una noche estupenda, ni un solo ruido, nada de nada, tranquilidad y paz absoluta.

El sábado nos levantamos, desayunamos tranquilamente, pues tampoco vale la pena salir muy temprano ya que hace fresquete. En eso que vienen la parejita de Vaersa a informarnos de que ahí donde estamos ahora no se puede acampar, pero que dado que simplemente es un fin de semana allí que nos dejan (ya decía yo que era una tranquilidad ...)

Salimos sin rumbo definido con la primera intención de llegar a Xodos siguiendo el GR-33, por donde sube la Marató i Mitja. Bajada tranquila y cómoda para ir calentando. Una vez allí giramos a la derecha por un camino empedrado que nos lleva a pasar por varias casas de campo y que, intuitivamente nos llevará a las faldas del Penyagolosa. Llevamos un plano, brújula, comida y ganas de correr.
Llegamos a una zona donde comienza un barranco, allí aún hacemos buena cuenta de algunos "rovellons" que se han dejado despistados en la zona. Seguimos por el barranco, cruzamos una finca privada, es impresionante, entre la vegetación y las vistas, nos deleitamos un rato. Ascendemos por una senda hasta una pista forestal y girando de nuevo a la derecha y siguiendo varias indicaciones llegamos a la base del penyagolosa, al aparcamiento. Hoy no subiremos, son casi las 4 de la tarde y va anocheciendo. Bajaremos por el barranco de la pegunta hasta la tienda y a comer, que es de lo que más ganas tenemos.

Han salido unos 22 km y 1520 m de desnivel. Bien está la cosa.

Comemos y decidimos bajar al monasterio a ducharnos ya que las duchas de arriba son al aire libre y no hay necesidad. Así pues con los bártulos nos bajamos a patita al monasterio, ducha calentita, café, cervezas y a jugar al intelect un rato. Allí coincidimos con una pareja que se queda a dormir y comentan que hace un frío horrible, que las paredes son gordísimas y ni con mantas consigues calentarte.

A la hora de la cena hace tanto frío que las chuletas las hacemos en el avance de la tienda y así directos a la cama. Buenas noches, mañana más.

Mañana, useasé domingo, nos levantamos y decidimos tomar destino hacia las Casas del Carbo. Así pues, bajada hasta el monasterio de Sant Joan de Peñagolosa y por el GR. De camino nos encontramos con varios grupetes. Esta zona es espectacular, hace un día precioso y una luz estupenda que se refleja en cada uno de los rincones por donde pasamos. La senda de bajada es impresionante. Dejamos constancia en uno de los buzones de nuestro paso (así como muchos otros que se quejaban de falta de señalización, fuentes, .... si hombre, y bocatas para todos).

Llegamos hasta las Casas del Carbo, zona desconocida para mí hasta entonces. Bajamos hasta... ¿dónde vamos? Oh! Una cascada, qué pasada. Vaya rincón más bonito. Allí nos deleitamos un rato, yo hago malabarismos por caer al agua, distraemos a un sapito (Ost.... qué sapo, jajaja, qué explícito), etc.

Bajamos hacia Villahermosa del Río buscando un antiguo molino, hacemos el gamba, subimos, bajamos e intentando regresar por una senda que marca la guía Alpina y que no encontramos, regresamos por una pista en la que de vez en cuando sale una senda que vamos tomando. Menuda sudada y es casi hora de comer. Somos uns "andressers".

Terminada la subida hasta la Masía de Mercén y de la Cambreta y seguimos hacia la nevera. Vista la nevera llegamos al lugar donde nos tomamos un tentempié ayer. Hoy TOCA! Hoy subimos al Penyagolosa! Hale pues, pasito a pasito ... vaya frío que hace, se va a hacer de noche en breve.

Cogemos la senda empinada que sube hasta el pico donde esperamos comer algo, si nos queda luz. Una vez arriba nos encontramos a unos chicos que han subido por la canal, por allí volveremos a subir más adelante. Uno de ellos participó en la prueba de Chelva, vaya casualidad, jeje.

Comemos, 4 fotos y para abajo que es tarde y hace rasca. Bajamos trotando hasta el párking y esa vez regresaremos por el barranco de los Muertos, bajada de la MIM, zona bonita. Además esta senda nos deja directamente donde estamos acampados. Genial!

Llegados a la zona decidimos que ya comeremos-merendaremos-cenaremos más tarde. Primero una ducha que estamos helados, luego desmontamos la tienda, cenamos y nos vamos a Valencia.
De la ducha ni hablo que me entra frío de recordarlo. Como el monasterio no estaba abierto, hay que ducharse ya de noche al aire libre. Creo que hacía más frío debajo del chorro de agua que de haberse secado sin toalla. Vamos, pajaritos seguro. Pero duchados y limpitos.

Así que, tras desmontar la tienda y la paraeta nos bajamos con todo al porche que hay delante del monasterio donde aún quedaban algunos rescoldos de leña que avivamos (yo me vuelvo loca buscando piñas y palos para quemar) y nos calentamos. Hacemos una buena platerá de pasta y a cenar. Hacia las 8 salimos en dirección a Valencia de nuevo, para volver a casa y descansar.

Fue un fin de semana aprovechado, que repetiremos en breve, pues quella zona se nos ha quedado sin conocer. Sólo algunos tramos.

Hale, ahí queda eso.